Russell Wilson vuelve a ser noticia, no por una jugada decisiva, sino por un ataque posterior al partido contra su exentrenador. Tras la victoria de los Denver Broncos por 33-32 sobre los New York Giants, el actual mariscal de campo de los Giants respondió con dureza al entrenador en jefe de los Broncos, Sean Payton, calificándolo de “sin clase” en redes sociales.
El mensaje de Wilson fue una reacción directa a los comentarios de Payton sobre el reciente cambio de mariscal en los Giants, sugiriendo que se alegraba de que la transición al novato Jaxson Dart ocurriera después de su enfrentamiento. Esa insinuación bastó para reavivar las tensiones entre Wilson y Payton, cuya asociación en Denver fue corta y problemática.
En su publicación en X, Wilson mencionó el infame caso de “Bountygate”, que llevó a la suspensión de un año de Payton en 2012. Fue una crítica afilada dirigida a un entrenador que, según Wilson, aún recurre a tácticas cuestionables.
El conflicto se remonta a su tiempo en Denver, donde Wilson no logró el impacto esperado y la relación con el cuerpo técnico se deterioró. Aunque lanzó para más de 3,000 yardas y 26 touchdowns en 2023, fue relegado al banquillo hacia el final de la temporada. Muchos interpretaron la decisión como una estrategia financiera para evitar activar una garantía por lesión de $37 millones en su contrato.
Wilson asegura que el equipo le dio un ultimátum tras una victoria en la Semana 8: modificar su contrato o ser suplente. Decidió no ceder, priorizando su seguridad en un deporte tan físico, y fue finalmente liberado por el equipo. La decisión le costó a Denver $85 millones en tope salarial muerto.
El cruce de declaraciones del domingo deja claro que, aunque ya no estén en el mismo equipo, las heridas entre Wilson y Payton siguen abiertas.
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