La larga disputa entre Rosie O’Donnell y Donald Trump volvió a estallar este fin de semana después de que el expresidente calificara a la comediante de “amenaza para la humanidad” y sugiriera que estaba considerando revocarle la ciudadanía estadounidense.
En una publicación en Truth Social, Trump afirmó que O’Donnell “no era lo mejor para nuestro gran país” y sugirió que debería “permanecer en el maravilloso país de Irlanda”. O’Donnell, quien se mudó a Irlanda en 2017, poco antes de la investidura de Trump, respondió rápidamente en Instagram y TikTok, calificando al favorito republicano de “estafador criminal” y “hombre desalmado con demencia”.
“Por eso me mudé a Irlanda”, escribió. “Es un anciano peligroso, carente de empatía, compasión y humanidad básica”.
O’Donnell, originaria de Commack, Nueva York, no puede solicitar la revocación legal de su ciudadanía, ya que la 14.ª Enmienda protege a los ciudadanos por nacimiento. Expertos legales señalaron que tal medida sería inconstitucional y sin precedentes.
A pesar de la retórica, O’Donnell se mantuvo impasible, utilizando su plataforma para conseguir apoyo y seguir denunciando las ambiciones políticas de Trump. “Millones se oponen a ti”, escribió, y añadió: “Eres un mal chiste incapaz de formular una frase coherente”.
Con las elecciones de 2024 a la vuelta de la esquina, la brecha cultural entre el activismo de las celebridades y el poder político vuelve a cobrar protagonismo.
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