Rory McIlroy tropieza en el Abierto de Estados Unidos tras un comienzo espectacular y le cuesta encontrar el ritmo tras el Masters.

La primera ronda de Rory McIlroy en el Abierto de Estados Unidos comenzó prometedora, pero se desmoronó rápidamente, dejando al vigente campeón del Masters con más preguntas que respuestas. Tras birdies en el segundo y tercer hoyo en Oakmont, McIlroy parecía listo para recuperarse de sus recientes dificultades. Sin embargo, un desastroso tramo final le permitió firmar un 74, 4 sobre par, colocándose a ocho golpes del líder, J.J. Spaun.

La ronda de McIlroy comenzó en el hoyo 10, y un potente drive de 392 yardas en el 12 le permitió otro birdie que lo dejó brevemente 2 bajo par. Sin embargo, el impulso se desvaneció en los primeros nueve hoyos, donde los golpes de salida erráticos y las malas posiciones arruinaron su ronda. Un doble bogey en el hoyo 8, par 3, culminó un brutal tramo de seis hoyos jugado con 5 sobre par.

Tras fallar el corte en el Abierto de Canadá y un frustrante empate en el puesto 47 en el Campeonato de la PGA, donde un fallo en el test de driver acaparó titulares, McIlroy aún no ha recuperado la forma que le valió el Grand Slam.

Si bien sigue pegando largo desde el tee y se posiciona bien en las métricas avanzadas, la inconsistencia es evidente. McIlroy, quien ha admitido que la motivación tras el Masters ha sido difícil, necesitará una sólida segunda ronda para evitar otra eliminación temprana y disipar las crecientes dudas sobre su rendimiento a mitad de temporada.


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