Reese Witherspoon revela su angustiosa primera vez como presentadora de SNL

A los 24 años y ya una gran estrella, Reese Witherspoon vivió uno de los momentos más estresantes de la televisión. Fue la anfitriona del primer episodio de Saturday Night Live tras los atentados del 11 de septiembre, una transmisión histórica que buscaba devolver la risa a Estados Unidos. Pero lo que vivió se sintió más como una prueba de fuego.

Witherspoon acababa de convertirse en madre y venía del éxito de Legalmente Rubia cuando recibió la propuesta. Según contó, la presión fue abrumadora. En el pódcast Armchair Expert confesó que le daría a esa experiencia “cero estrellas. No la recomiendo”. Aquel episodio incluyó al entonces alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, a bomberos y policías como invitados especiales, y una actuación de Paul Simon. En ese contexto, el programa dejó de ser simplemente cómico y se convirtió en parte del proceso de sanación nacional.

¿Su papel? Ser la conductora ligera y divertida. Pero ese choque entre tragedia y comedia la dejó completamente desconectada. Describió haber “salido de sí misma” durante el programa y no volvió a presentarlo hasta más de una década después. Con el tiempo, dijo haber comprendido la importancia del momento y valoró el liderazgo del equipo del programa por haberlo llevado a cabo. En 2015, finalmente regresó como presentadora, esta vez bajo circunstancias mucho más ligeras.

Para Witherspoon, fue un punto de inflexión—no solo en sus apariciones televisivas, sino también en su comprensión de cómo el arte, el entretenimiento y los hechos reales pueden chocar. Aunque el monólogo evitó mencionar directamente el 11 de septiembre, el episodio sigue siendo testimonio del papel insólito que debió asumir la comedia nocturna en un momento de trauma nacional.