Nikki Glaser convierte el ritual de los talk shows en oro cómico en SNL

En una actuación divertida pero incisiva el 8 de noviembre de 2025, la comediante Nikki Glaser fue la anfitriona de “Saturday Night Live” y presentó uno de sus sketches más agudos. El destacado: un segmento titulado “Spirit Tunnel Anxiety”, en el que satiriza las presiones que enfrentan los invitados en el programa diurno de Jennifer Hudson.

En el sketch, Glaser interpreta a una celebridad nerviosa que debe atravesar el llamado “túnel espiritual” del programa. La broma gira en torno a la absurdidad de lo que parece ser un paseo ritualista por el túnel y la ansiedad que genera estar públicamente expuesto. Para llevar la broma al extremo, el sketch introduce un medicamento ficticio llamado “Hudsacilin”, humorísticamente descrito como “el único medicamento probado para curar los síntomas relacionados con el túnel espiritual.” El giro: no alivia la ansiedad, sino que enferma tanto al paciente que se ve obligado a cancelar.

Aunque exagerado, el sketch aborda ansiedades reales sobre el desempeño, la imagen y la exposición en televisión. Comenta de forma sutil sobre el ecosistema de los talk shows, donde los invitados a menudo se sienten poco preparados o excesivamente visibles, y convierte esa presión en comedia.

Críticos y espectadores señalaron este sketch como uno de los momentos destacados del episodio. La actuación de Glaser como anfitriona fue considerada sólida, equilibrando material cómico audaz con el formato de televisión en vivo de manera efectiva. Aunque el episodio incluyó otras actuaciones y un invitado musical, fue “Spirit Tunnel Anxiety” el que impulsó la conversación y atrajo atención en redes sociales.

En general, el sketch demuestra el talento de Glaser para convertir los tropos culturales en sátira afilada. Al enmarcar el “túnel espiritual” como un espectáculo público y ofrecer una “cura” ficticia, el programa reflejó los rituales de las celebridades y los formatos conversacionales televisivos, invitando a los espectadores a reírse de la incomodidad que los invitados suelen ocultar tras sonrisas perfectas.