Michelle Obama se sincera sobre las singulares presiones parentales que enfrentó mientras criaba a sus hijas, Malia y Sasha, bajo la lupa mundial. En una conversación sincera en Let’s Talk Off Camera con Kelly Ripa, la ex Primera Dama describió su adolescencia como una “pesadilla” que gestionar, en gran parte debido al reto de mantener sus experiencias adolescentes normales fuera de la prensa sensacionalista.
“Cada fin de semana era una pesadilla”, recordó Michelle. “Teníamos que asegurarnos de que, siendo adolescentes normales, no acabaran en la página seis”.
Con Malia y Sasha creciendo bajo vigilancia constante, incluida la del Servicio Secreto, Michelle dijo que requirió “mucha intencionalidad” mantener una sensación de normalidad. Describió los obstáculos logísticos de coordinar algo tan simple como una cita para jugar, que requería verificaciones de antecedentes e inspecciones de viviendas.
Ahora, veinteañeras, ambas hijas están forjando sus propios caminos. Malia incluso debutó como directora con su primer y segundo nombre, Malia Ann, para crear un espacio a partir del legado Obama. Michelle dice que se centra en ayudarlos a equilibrar el peso de su apellido con humildad e independencia: “No quieres que piensen que esto se trata de ellos”.
—
Crédito de la foto: stock_photo_world / Shutterstock.com