Con el campamento de entrenamiento de los Dallas Cowboys a la vuelta de la esquina, un nombre se impone: Micah Parsons. A pesar de estar en la recta final de su contrato de novato, el linebacker All-Pro sigue sin una extensión a largo plazo, pero no le preocupa.
Tras su campamento de fútbol americano juvenil en Harrisburg, Pensilvania, Parsons compartió su mentalidad: “Si la gente no ve tu valor, no te quedes de brazos cruzados. Simplemente trabaja más duro”. Esa ética de trabajo ha definido su ascenso en la NFL: cuatro temporadas consecutivas con al menos 12 capturas, múltiples selecciones al Pro Bowl y al All-Pro, y una reputación como uno de los defensores más disruptivos de la liga.
Parsons, de 26 años, no deja que los reflectores ni las comparaciones con el mercado dicten su enfoque. Mientras otros defensores de primer nivel como T.J. Watt y Trey Hendrickson presionan para renovar sus contratos, Parsons se mantiene paciente, señalando que el aumento del límite salarial a la larga beneficiará su salario.
“Voy a conseguir lo mío, pase lo que pase”, dijo con seguridad. “No se trata de la cantidad, sino del porcentaje del tope salarial”.
Los Cowboys saben lo que tienen en Parsons: un talento generacional que se niega a dejar que las distracciones contractuales descarrilen su misión. Por ahora, está poniendo la cabeza en blanco y avisando a la liga.
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