En el cambiante panorama de los medios estadounidenses, los presentadores de programas nocturnos Jimmy Kimmel y Stephen Colbert han intensificado sus críticas a Donald Trump, lo que indica un renovado papel de la sátira para exigir responsabilidades al poder. En entrevistas y monólogos recientes, ambos comediantes lamentan cómo los medios de comunicación por cable ahora tratan a las figuras del nivel de Trump como invitados habituales, en lugar de sujetos de escrutinio.
Kimmel, en un segmento, reprendió a las cadenas por dar el mismo peso a las falsedades y a los hechos, argumentando que ese equilibrio potencia la desinformación. Mientras tanto, Colbert se ha vuelto más directo, afirmando que las entrevistas con Trump ya no se tratan de indagar, sino de amplificación cómplice. Sus remates tienen más fuerza ahora que las normas del periodismo y el entretenimiento se difuminan.
Este giro de vuelta al fervor político sigue a años en los que los programas nocturnos se volvieron más ligeros. Los presentadores creen que las condiciones actuales exigen voces más agudas. Detrás de cada chiste hay una advertencia: la línea entre el humor y el activismo se difumina cuando las instituciones flaquean.
Su colaboración —a veces abierta, a veces paralela— refleja un momento más amplio en los medios. A medida que los segmentos reemplazan las frases cortas, Kimmel y Colbert recuerdan al público que la comedia sigue siendo importante, especialmente cuando se atreve a provocar.
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Crédito de la foto: Kathy Hutchins / Shutterstock.com