Salvador Plasencia, un ex médico radicado en el área de Los Ángeles, fue sentenciado hoy a 30 meses de prisión federal por distribuir ketamina ilegalmente a Matthew Perry en las semanas previas a la muerte del actor. Plasencia se declaró culpable en julio de cuatro cargos de distribución de ketamina y entregó su licencia médica poco después.
Durante la audiencia, la jueza rechazó el argumento de la defensa que afirmaba que Plasencia intentaba tratar la depresión de Perry. En cambio, concluyó que sus acciones representaron una explotación clara de la larga lucha del actor contra la adicción. Las autoridades señalaron que Plasencia facilitó grandes cantidades de ketamina, incluidas versiones líquidas y en pastilla, a pesar de saber que Perry enfrentaba problemas de abuso de sustancias. Mensajes de texto presentados como evidencia supuestamente mostraron a Plasencia refiriéndose a Perry como una posible fuente de dinero, lo que resaltó el carácter lucrativo de sus decisiones.
Aunque la ketamina que causó la muerte de Perry no fue suministrada directamente por Plasencia, el tribunal determinó que su patrón de distribución contribuyó de manera significativa al deterioro del actor y a su vulnerabilidad. Además de la sentencia de prisión, Plasencia deberá cumplir dos años de libertad supervisada y pagar una multa de 5,600 dólares. Los fiscales federales lo calificaron como un traficante disfrazado de profesional médico, señalando una traición profunda al deber que los médicos tienen hacia sus pacientes.
Plasencia es la primera de cinco personas condenadas en relación con la muerte por sobredosis de Perry en recibir sentencia. Otros, incluidos un segundo médico, el asistente personal de Perry y dos proveedores, esperan sus fechas en corte. El caso ha planteado serias interrogantes sobre la ética de la terapia con ketamina fuera de indicación, las responsabilidades de los profesionales de la salud y la manera en que pacientes vulnerables pueden ser explotados bajo la apariencia de tratamiento.
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