La última campanada ha sonado para John Cena. La icónica figura de la WWE se retiró oficialmente de la lucha libre tras un combate estelar en Saturday Night’s Main Event XLII en Washington D.C., donde sufrió una derrota por rendición ante la estrella emergente Gunther. En una carrera que duró más de 24 años, fue la primera vez que Cena se rindió en más de dos décadas, un traspaso simbólico del legado y una rara muestra de vulnerabilidad para una de las superestrellas más protegidas de la WWE.
La pelea formaba parte de una gira de despedida que Cena había anunciado para 2025, culminando en esta emotiva última aparición. Gunther, el poderoso luchador austríaco y actual campeón Intercontinental, se ganó un lugar en la historia del wrestling al forzar la rendición del 17 veces campeón mundial, cerrando una era con dramatismo.
Tras la campana final, Cena dejó sus muñequeras y botas en el centro del ring, un gesto tradicional en la lucha libre, y saludó al público por última vez. La emotiva despedida no estuvo exenta de controversia. Los fanáticos en el Capital One Arena reaccionaron con una mezcla de respeto e indignación, algunos abucheando el resultado y cuestionando la decisión de que Cena perdiera por sumisión. La seguridad se reforzó brevemente por la tensión, aunque no se reportaron incidentes.
A pesar de la reacción dividida, el mundo de la lucha libre le rindió homenaje con respeto y gratitud. Compañeros luchadores y figuras del medio reconocieron sus incomparables aportes, desde sus inicios como el “Doctor of Thuganomics” hasta su rol como rostro principal de la empresa durante algunos de sus años más exitosos.
John Cena deja un legado de resiliencia, carisma y una conexión única con el público. Amado u odiado en el ring, su capacidad para movilizar a la audiencia fue inigualable. Ahora, con las botas en el suelo, el foco se mueve hacia el futuro, pero su legado queda inmortalizado.