Cristiano Ronaldo ha vuelto a ser noticia, esta vez por una audaz afirmación sobre su nivel de reconocimiento mundial. En una reciente entrevista con Piers Morgan, el astro del fútbol declaró: “en el mundo, nadie es más famoso que yo”. Argumentó que en cada rincón del planeta — incluso en “islas pequeñas” — la gente conoce su nombre antes que el de cualquier otro.
El delantero portugués, que lidera las redes sociales con más de 650 millones de seguidores en Instagram, planteó una pregunta clave: si la fama pudiera medirse, ¿por qué alguien lo superaría? Cuando Morgan lo comparó con el expresidente estadounidense Donald Trump, Ronaldo no dudó: el debate, dijo, se acaba con él.
Sin embargo, la afirmación vino con una reflexión. Ronaldo reconoció que tal fama tiene un precio. “Es aburrido… ojalá no fuera tan famoso. De verdad, es aburrido, créeme”, comentó, aludiendo a los límites de vivir como una de las figuras más reconocidas del deporte y más allá.
La entrevista también abordó su vida personal: tras ocho años juntos, Ronaldo y Georgina Rodríguez están comprometidos, marcando un hito más allá de sus logros deportivos. Aunque el mundo ya sabe qué número usa, cuántos goles ha marcado y en qué club juega, sus declaraciones recientes muestran que incluso una de las celebridades más celebradas del planeta no es inmune a los retos de la fama global.
Estés o no de acuerdo con el lugar que Ronaldo se da a sí mismo, sus palabras subrayan cómo los atletas contemporáneos enfrentan más que partidos y estadísticas: lidian con imagen, marca y celebridad en una escala sin precedentes.