Las revelaciones personales de Angelina Jolie a la revista WSJ subrayan el profundo impacto de su sonado divorcio de Brad Pitt y sus consecuencias. Jolie, que lucha con problemas de salud como la parálisis de Bell en medio de un intenso escrutinio público, admite que la terrible experiencia afectó significativamente su bienestar. Su condición, explica, fue un duro recordatorio de cómo las mujeres a menudo descuidan su salud debido a obligaciones familiares.
Siete años después del divorcio, el panorama de Hollywood todavía resulta abrumador para Jolie. Al describirlo como un lugar “superficial” y “no feliz”, expresa su deseo de mudarse, particularmente a Camboya, un país cercano a su corazón. Sin embargo, los continuos enredos legales con Pitt por la custodia y los bienes la han anclado a Los Ángeles.
La actriz reflexiona sobre la evolución de la cultura de las celebridades y señala la mayor expectativa de apertura pública en comparación con los primeros días de su carrera. A pesar de su personalidad pública dura y aventurera, Jolie comparte con franqueza que su viaje ha estado marcado por el dolor y la tristeza, aspectos de su vida que ella siente que son menos aceptados por el público.
En cuanto a su familia, Jolie valora el vínculo que comparte con sus seis hijos y los describe como sus compañeros y amigos más cercanos. La dinámica de su relación con Pitt, sin embargo, permanece en gran medida tácita en su narrativa, y sólo surgen indicios de distanciamiento a través de las acciones de los niños y los cambios de nombre.
En esta conmovedora entrevista, la narrativa de Jolie no trata solo de una celebridad que atraviesa la vida posterior al divorcio, sino también de una mujer que lidia con las complejidades de la salud personal, la maternidad y el resplandor implacable de la atención pública.
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Crédito de la foto: Tinseltown / Shutterstock.com