A los 45 años, Venus Williams hizo un emocionante regreso a los torneos individuales de Grand Slam tras un descanso de 16 meses. Pisó el Estadio Arthur Ashe en el Abierto de Estados Unidos de 2025 y compitió por última vez en el torneo que una vez dominó. Enfrentándose a la cabeza de serie número 11, Karolína Muchová, Williams luchó durante tres sets (6-3, 2-6, 6-1), mostrando destellos de brillantez clásica y ganándose la ovación de un público entusiasta.
Lo que importaba más que el resultado final era la recuperación de Williams. Liberada del dolor debilitante tras la cirugía de fibromas, jugó con renovada energía y confianza (golpes de fondo precisos, saques profundos y un espíritu incansable) que parecía desafiar tanto la edad como las expectativas.
En la rueda de prensa posterior al partido, la determinación de Venus se transformó en emoción al reflexionar sobre volver a jugar sana, calificándola de victoria personal, más allá de cualquier victoria. Cuando le preguntaron qué había demostrado, respondió entre lágrimas: “Fue agradable ser más libre”.
Aunque no dio señales de regresar a la competición internacional, su actuación redefinió lo que significa un regreso, demostrando que, a veces, la resiliencia y el amor por el deporte importan más que los trofeos.
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