Imagínese tener una tarjeta de bingo de Joe Rogan para su especial en vivo de Netflix, “Burn the Boats”. La tarjeta presenta todos los temas habituales de sus podcasts: sondas extraterrestres, Fear Factor, vacunas COVID, personas trans, personas homosexuales, UFC, Fox News, Alex Jones, China, Elon Musk, insultos ofensivos y debates sobre la cultura de la cancelación.
Al ver “Burn the Boats”, era fácil predecir titulares sensacionalistas como “Joe Rogan critica las vacunas COVID y las personas trans”. De hecho, Rogan proporcionó muchos comentarios polémicos, pero el especial fue sorprendentemente suave. Cada vez que Rogan tocaba un tema delicado, rápidamente se retractaba, evitando cualquier daño duradero.
Por ejemplo, sobre las vacunas COVID, Rogan cuestionó su seguridad, pero también se retractó, reconociendo que podría haber difundido información errónea. “Si recibes consejos sobre vacunas de mí, ¿es realmente culpa mía?”, preguntó. “Soy un hablador profesional. Algunas cosas que digo tienen sentido, muchas no. Depende de ti descubrir qué es qué”.
El monólogo de Rogan estuvo lleno de su típico humor provocador. Comparó su miedo a los hombres homosexuales con su miedo a los pumas, afirmando que amaba a ambos. Opinó sobre la evolución, profesando creencia y escepticismo al mismo tiempo. Defendió los derechos de las personas trans, pero abogó por los estándares de los baños públicos.
La estrategia de Rogan era simple: “Si quieres el mismo amor, tienes que tener los mismos chistes”, dijo. Cuando los chistes no eran buenos, desestimó a los críticos por ser demasiado serios. Al público de San Antonio le encantó, aplaudiendo sin importar de qué lado se posicionara Rogan.
A veces, Rogan parecía estar fuera de onda, particularmente cuando hablaba de sus supuestas cancelaciones durante la COVID. Al igual que sus compañeros comediantes Dave Chappelle y Ricky Gervais, confundió las críticas con la cancelación.
A pesar de sus polémicos comentarios, Rogan sigue teniendo éxito. Spotify le pagó 250 millones de dólares, la UFC todavía lo emplea y Netflix le dio uno de sus primeros especiales de comedia en vivo. Rogan disfruta de las recompensas financieras mientras elude la responsabilidad, recordándole a todos que es solo un “hablador profesional”.
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