El muy esperado especial de varias noches de John Mulaney, “Everybody’s In L.A.”, comenzó en Netflix con una cacofonía de reacciones. Posicionado como un programa de entrevistas convencional con un giro, el episodio debut de Mulaney dejó al público dividido, algunos elogiaron su energía caótica mientras que otros encontraron que le faltaba enfoque y mordiente.
Con una apariencia desaliñada que contradecía su reputación de ingenio agudo, Mulaney navegó a través de una serie de sketches, entrevistas y segmentos pregrabados con distintos grados de éxito. A pesar de la alineación repleta de estrellas, incluidos personajes como Jerry Seinfeld y Will Ferrell, el episodio luchó por encontrar su ritmo, oscilando entre una energía maníaca y un ritmo lento.
Los críticos señalaron la naturaleza inconexa del programa, con segmentos que van desde perfiles de trabajadores de la ciudad hasta incómodas entrevistas en vivo con activistas por los derechos de los coyotes. Las interacciones de Mulaney con los invitados a veces resultaban tensas y carecían del encanto natural por el que es conocido.
A medida que se desarrolla la serie, el público se pregunta si Mulaney podrá encontrar su lugar en el panorama de los programas de entrevistas o si “Everybody’s In L.A.” seguirá tambaleándose bajo el peso de su propia ambición.
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Crédito de la foto: lev radin / Shutterstock.com