Fue una noche inolvidable para el baloncesto de BYU en el Madison Square Garden. Los Cougars remontaron una desventaja de 22 puntos en la primera mitad para sorprender a Clemson 67‑64 en el Jimmy V Classic, logrando la mayor remontada en una segunda mitad en la historia del programa.
Al descanso, BYU parecía superado —perdiendo 43–22 tras un dominio total de los Tigers. Clemson había sofocado a BYU con su defensa, neutralizado su ofensiva y parecía tener el control absoluto. Pero al comenzar la segunda mitad, la energía en el banquillo y la cancha cambió drásticamente.
El delantero novato AJ Dybantsa, considerado una de las estrellas emergentes del baloncesto universitario, tuvo una actuación histórica. Tras una primera mitad discreta, estalló con 22 puntos en la segunda parte, finalizando con 28 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias. Solo en la segunda mitad, anotó o asistió en 34 de los 45 puntos de BYU y lanzó con un 64% de acierto, cambiando por completo el impulso del partido.
Con el reloj en cuenta regresiva, BYU logró empatar e incluso tomar la delantera. Sin embargo, con 5 segundos por jugarse, Clemson igualó el marcador a 64. En la jugada de saque final, el base Robert Wright III recibió el balón y encestó un triple desde lejos justo antes de que sonara la bocina —el cierre perfecto para una remontada dramática.
La victoria mejora el récord de BYU a 8–1 y les da un enorme impulso de confianza de cara a los partidos de conferencia. También refuerza el estatus emergente de Dybantsa y la resiliencia del programa.
Para Clemson, una racha de 21–0 al final del primer tiempo parecía definir el partido. En cambio, se convirtió en un recuerdo lejano mientras veían cómo su ventaja desaparecía y la derrota llegaba en el último segundo.
Pero para BYU —y especialmente para AJ Dybantsa y Robert Wright III— la noche del martes en el Garden probablemente se recuerde como una de las victorias más emocionantes en la historia reciente del equipo.