Recientemente, Seth Rogen desató un revuelo mediático al sugerir que se le ha prohibido extraoficialmente presentar los Premios Emmy desde sus francas declaraciones de 2021. Durante una aparición en Jimmy Kimmel Live!, Rogen afirmó que sus críticas fuera de guion sobre la sede de los Emmy en tiempos de COVID llevaron a los productores a descartarlo discretamente de futuros roles como presentador.
La Academia de Televisión respondió con un comunicado cuidadosamente redactado, felicitando a Rogen por sus cuatro victorias en los Emmy de 2025 y expresando su esperanza de verlo regresar a futuras ceremonias. No llegaron a confirmar ni desmentir la inclusión en la lista negra. En medio del intercambio de opiniones, Rogen reconoció que entiende por qué los productores podrían ofenderse y bromeó diciendo que sí, “los hice quedar mal”.
Esta disputa pública pone de relieve la espinosa relación entre las voces creativas y las instituciones que controlan el decoro. Rogen, quien acaba de ganar un Emmy récord por The Studio, ahora opera desde una posición de fortaleza, pero aún se pregunta si existe un conjunto de reglas para los artistas y otro para los presentadores.
Por ahora, la ambigüedad persiste. No hay prohibición formal ni lista negra oficial; solo la tensión entre la rebelión fuera de guion y las convenciones televisivas.
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