En una sincera revelación durante su último acto de monólogo en el Largo de Los Ángeles, Ellen DeGeneres compartió el costo emocional de sus recientes adversidades. En medio del humor, reveló cómo la conclusión de su programa de entrevistas de larga duración marcó un período de agitación personal y profesional. Este ícono de la comedia, que alguna vez fue sinónimo de la frase “sean amables unos con otros”, enfrentó una fuerte reacción tras las acusaciones de un ambiente laboral tóxico. Estas acusaciones se destacaron en un informe de BuzzFeed News de 2020, lo que provocó un frenesí mediático que retrató a Ellen como la antítesis de su personalidad pública.
Durante su actuación, Ellen bromeó acerca de haber sido expulsada del mundo del espectáculo, haciendo referencia a su difícil salida de “The Ellen DeGeneres Show”. Bromeó sobre la paradoja de que su identidad en pantalla se desmoronara bajo el escrutinio público, transformándola de una presentadora querida a un tema de crítica generalizada. Ellen contó la persistente negatividad que la perseguía y confesó que la disuadió de interactuar con los medios y afectó profundamente su salud mental.
Sin embargo, el relato de Elena no estuvo exento de esperanza. Habló del apoyo de su esposa, Portia de Rossi, y de su viaje de regreso para encontrar la alegría y la risa juntos. A pesar de los desafíos, Ellen enfatizó su compromiso continuo con la comedia y con traer luz a los demás en tiempos difíciles, lo que indica un regreso resistente al escenario donde una vez prosperó. Sugirió que este episodio de su vida era un recordatorio del poder de la resiliencia y la importancia de la risa ante la adversidad.
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Crédito de la foto: Tinseltown / Shutterstock.com