Bradley Cooper, conocido por su versatilidad en Hollywood, compartió recientemente una perspectiva refrescante y honesta sobre la paternidad que se desvía de las representaciones a menudo idealizadas. En una conversación sincera en el podcast “Armchair Expert with Dax Shepard”, Cooper habló sobre su falta inicial de una conexión emocional profunda con su hija, Lea, nacida en 2017. A diferencia del vínculo instantáneo que muchos esperan, Cooper describió un proceso gradual de amor creciente, diciendo: “Ni siquiera sé si realmente amo al niño”, durante las primeras etapas, para luego descubrir que se está formando un vínculo innegable.
Esta admisión saca a la luz una cuestión importante que rara vez se discute abiertamente: la ausencia de apego inmediato que experimentan algunos padres. Al resaltar la normalidad de estos sentimientos, especialmente en el contexto de la depresión posparto que afecta tanto a las madres como a las parejas, la honestidad de Cooper es un soplo de aire fresco. Subraya la importancia de buscar apoyo y comprender los diversos paisajes emocionales de la nueva paternidad.
Además, Cooper atribuyó su renovado sentido de propósito y entusiasmo por la vida a su papel como padre y reveló: “No estoy seguro de estar vivo si no fuera padre”. Esta profunda declaración hace eco del poder transformador de la paternidad, remodelando las prioridades y ofreciendo un nuevo ancla en los mares turbulentos de la vida.
Al compartir su viaje, Cooper no solo disipa los mitos que rodean el amor paterno instantáneo, sino que también enfatiza la alegría y la plenitud que le ha brindado la paternidad. Su historia es un testimonio de la naturaleza compleja, pero en última instancia gratificante, de convertirse en padre, y ofrece consuelo y solidaridad a quienes recorren caminos similares.
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